¿Cómo lavar un colador? y otras cosas que nadie te enseña

Hace algunos días, estaba con la mente algo sobrepasada y decidí dedicar mi energía a algo que me resulta muy relajante: lavar la loza. Esa mezcla del ruido blanco del agua cayendo, y la concentración en algo que tiene que quedar bien me relaja.

Estaba en eso, cuando tomé un colador que había usado el día anterior… y vino un momento de pánico: “¡Cómo se lava esta cosa, si tiene hoyos por todos lados!”. Y me di cuenta de que nadie te enseña a lavar un colador… No es que no haya lavado coladores antes, pero siempre es un problema.

Y es que la vida adulta y la vida del emprendedor están llenas de cosas que nadie nos enseñó a hacer, y que vamos resolviendo de mejor o peor manera, pero solucionando. Pero, ¿qué se necesita realmente para lavar un colador? (o para afrontar cosas que nadie te enseñó a resolver).

Vamos por parte. Por un lado, hay que reconocer qué se necesita lograr: pasar del punto A al punto B, es decir, pasar de un colador sucio a un colador limpio. Reconocer esto no siempre es tan fácil, y creo que es el paso que requiere más reflexión, sobre todo si es una problemática que enfrentas por primera vez… ¿A dónde quieres llegar? ¿Cuál es el estado óptimo?

Lo segundo es definir el camino que vas a seguir para llegar. ¿Qué pasos vas a seguir para lavar tu colador? (sé que lo dije antes… pero… ¡Está lleno de hoyos!). Acá es importante hacer uso de la creatividad y la libertad, pero hacerlo con consistencia: Si no sigues el curso que te planteaste, es posible que no llegues al punto B.

Respecto a lo anterior. Es posible que no sepas cómo llegar del punto A al punto B, y que pueda ser difícil definir el camino a seguir. Si eso pasa, es muy importante ir probando soluciones potenciales, ¡Aunque no estés seguro de si funcionarán! Testear es siempre un camino valioso (en el peor de los casos, aprenderás a identificar qué camino es el equivocado).

 

Finalmente, si planteaste el objetivo correcto, y encontraste tu propio camino, es altamente probable que tu colador esté limpio.

 

En la vida adulta, es fundamental contar con estas habilidades… Enfrentarse a problemas nuevos, con la mente abierta, con orden, con creatividad y capacidad de aprendizaje y autogestión. Puede que todos lavemos nuestros coladores de manera distinta, pero al final del día, quedan limpios y es lo importante.

Atrévete a solucionar problemas nuevos, a crear nuevas rutas para llegar a los resultados que buscas.  Seguramente, llegarás a un resultado mejor del que esperabas… Pero puede que no. Acá es muy importante sumar algún grado de autoindulgencia y entender que el resultado no tiene que ser perfecto.

Recuerda además que es sensato pedir a los demás empatía y comprensión… después de todo, nadie te enseñó cómo lavar un colador.